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Ley

Legado de 
Excelencia

Voces de Torrico & Torrico Abogados

A lo largo de los años, Torrico & Torrico Abogados no solo ha sido una firma legal, sino también una escuela de vida para quienes han tenido el privilegio de formar parte de su equipo. Aquí, cada abogado ha encontrado más que un lugar de trabajo: ha encontrado un mentor, una familia y una fuente inagotable de aprendizaje.

 

Las experiencias compartidas dentro de esta oficina han marcado profundamente a quienes pasaron por ella, forjando profesionales con un alto sentido de la justicia, la ética y la pasión por el derecho. Muchos de ellos hoy destacan en diferentes ámbitos, ejerciendo con éxito en sus propias firmas, en la administración pública o en el ámbito académico, llevando consigo no solo conocimientos, sino también los valores y la visión que el Dr. Julio César Torrico Salinas supo inculcar.

 

Más que compañeros de trabajo, seguimos siendo una red de colegas, amigos y familia, unidos por una historia en común y un profundo respeto por la profesión. Esta firma deja huella, y su legado sigue vivo en cada uno de nosotros.

Terminé mis estudios de la Facultad de Derecho en la ciudad de Oruro en la gestión 2002. Al año siguiente, comencé a trabajar en el Juzgado, en la Magistratura. Ese mismo año conocí al Dr. Julio César Torrico Salinas, quien era Juez del Tribunal de Sentencia de la ciudad de Oruro. Ese mismo año, soy designado como Auxiliar del Juzgado Cautelar Segundo; mi cargo era por un año. En la gestión 2004, antes de terminar mi trabajo como Auxiliar, recibí una invitación del Dr. Torrico para trabajar en su bufete como asistente, la cual, sin dudar, acepté. En fecha 15 de septiembre, comencé a trabajar. Al trabajar en el bufete del Dr. Torrico, y toda vez que tenía una cartera muy importante de clientes, el trabajo era incesante, y en particular pude participar en todo tipo de audiencias, donde veía la calidad y la capacidad de mi jefe, quien conocía a la perfección la materia y el dominio del área penal. Esta insuperable experiencia fue una de las mejores oportunidades que pude tener en mi vida, pues gracias a ello, en el futuro pude afrontar mi vida profesional. Sin embargo, la cercanía en el trabajo me ha permitido conocer de cerca no solo al mejor abogado o a mi mentor, también pude conocer al ser humano, a la persona, quien nunca dudó en extenderme una mano, no solo en el ámbito del aprendizaje o la enseñanza, que era permanente, sino también en el ámbito personal. El tiempo que pasé en la oficina del Dr. Torrico me enseñó a ser una mejor persona y aprendí que solo con sacrificio puedes lograr tus objetivos.

Abg. Ernesto Jáuregui

Debo manifestar que, en mi etapa de estudiante de la Carrera de Derecho en la Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales en Oruro, tuve el privilegio que pocos tuvieron: formar parte del equipo de trabajo en ese entonces del Estudio Jurídico Torrico & Asociados del Dr. Julio César Torrico Salinas. — ¿Por qué privilegiado? — El doctor recorría los pasillos del Juzgado observando quién o quiénes podrían formar parte de su oficina, pues no cualquiera ingresaba. En ese entonces trabajaba en el Juzgado Cautelar Penal 2, donde fui llamado a presentarme en su despacho. Sin duda alguna, fue una de las emociones más grandes que pude sentir en mi vida, ya que no era cualquier oficina, era “la oficina”. Sin dudarlo, me presenté. El primer día me dijo: “Bienvenido, al frente está Ernestito, él te dará tu hoja de trabajo y lo que tienes que hacer.” Pues bien, fue la primera vez que me hice cargo de casos de los cuales no sabía qué hacer. Transcurrido el tiempo, entendí que no existía el ‘no puedo’. No había un ‘no puedo’ para el Jefe (Julio C. Torrico). Eso era porque el servicio que prestaba la oficina era de excelencia, dedicación y entrega. El equipo de trabajo era impresionante. Al finalizar la jornada laboral, nos reuníamos para compartir y hablar de lo que habíamos vivido en el día. Lo extraordinario y digno de admirar es que el Dr. Julio C. Torrico Salinas no acababa su labor en la oficina, sino que continuaba en casa. No sé cómo hacía para tener controlado y conocer todos los casos que nos asignaba, así como los que él llevaba personalmente, ya que al día siguiente nos daba instrucciones claras sobre cada uno. No tenía descanso, día tras día, semana tras semana, mes a mes y año tras año, con el único fin de brindar excelencia y servicio a los clientes. Hubo días malos en los que quise rendirme por muchas razones, pero pudo más la determinación de levantarse, sacudirse y continuar. Entendí que su prestigio y el de la oficina se habían ganado con esfuerzo, dedicación y fortaleza. Con el tiempo, ese esfuerzo dio sus frutos. Fue y es, en la actualidad, el mejor estudio jurídico: Torrico & Torrico Abogados. El recorrido impecable de mi Jefe, su ética y excelencia, fueron sus mayores virtudes y lo llevaron al éxito. Hoy puedo afirmar que es el mejor abogado en Oruro y uno de los mejores en Bolivia. Su trayectoria es fantástica e inigualable. En resumen, estoy infinitamente agradecido con Dios por haberme permitido, como estudiante y abogado, ser parte del equipo de trabajo del mejor abogado. Pero no solo fue trabajo, fue mucho más: una familia, un legado que perdura en la distancia. Un día me entregó su confianza e inculcó sus valores. Me enseñó que no hay ‘un no puedo’, que debemos entregarnos a los clientes con esfuerzo y dedicación, y que ante la adversidad, hay que levantarse más rápido que la caída. Disciplina y compañerismo fueron la clave. Por último, mi eterno agradecimiento por su apoyo, no solo a mí, sino también a mi familia. Este espacio resulta corto para todo lo que significó mi paso por su digna oficina, pero solo me queda decir: ¡MUCHAS GRACIAS, MAESTRO, POR TANTO!

Abg. Carlos Castillo

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La permanencia de mi persona formando parte de la más que prestigiosa firma de abogados Torrico & Torrico ha sido más que una experiencia laboral, una experiencia de vida, que ha permitido formar parte de una familia que, durante el transcurso de dicha etapa, ha demostrado que tanto la distancia como el tiempo son indicadores de que ese lazo únicamente se fortalece. Todo en función de que la enseñanza de vida y el ejemplo de ser humano del doctor Julio César han forjado en mí ese temple de cariño, respeto y empatía para quienes han formado parte de la oficina. Por otro lado, la admiración que tengo para con el doctor Julio César en cuanto a su destreza en el ámbito de la litigación penal ha sido, para mí, un referente que inclinó la balanza a tratar de que la perfección en la litigación penal me haya llevado, sin duda alguna, bajo el ejemplo de mi mentor, a tratar de ser un profesional destacado, siempre bajo sus principios y valores que siempre me ha impartido. Siendo que, además, debo el agradecimiento a Dios por quien es y será mi referente, formando además parte de mi familia por ser el padrino de mi bebé Emmita, quien además ha estado en los momentos más difíciles presentados en mi vida, siendo un apoyo en todo el sentido de la palabra, porque más allá de mi complacencia, tiene la de mi familia. No teniendo más sentimientos y palabras que un infinito agradecimiento a quien, por causas del destino, llegó a ser más que un amigo, sino parte de mi familia. Gracias infinitas, querido y estimado doctor Julio César.

Abg. Oscar Arraya

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Trabajar en la oficina del Dr. Julio César Torrico Salinas fue para mí una verdadera escuela, que luego se convirtió en familia. Me ayudó tanto en mi formación profesional, pero sobre todo en la parte humana. Aprendí que, por sobre todas las cosas, está el ser humano, sin importar su religión, cultura, situación social o creencias. El aprendizaje que me dio fue espectacular. Las ganas y el amor por el derecho penal (y en sí, todo lo que refiere a la abogacía) que me inculcó no tienen comparación. Aprendí lecciones de vida. Aprendí que la superación es de todos los días, minuto a minuto. Que leer y comprender es la llave del éxito. Trabajar en la oficina del Dr. Torrico fue primordial en mi vida. Más que una oficina, el Dr. Torrico formó una familia, y esta familia está para perdurar por siempre. Porque el lazo de unión que tenemos es inquebrantable. La lealtad entre nosotros es única. Siempre estaré agradecido a Dios por tener como maestro, jefe y mentor al Dr. Julio César Torrico, porque sé que siempre estará al pendiente de nosotros, guiándonos y cuidándonos, como siempre lo hizo.

Abg. Juán José Torrez

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Qué difícil es poder expresar en palabras lo que significa en mi vida, en mi desarrollo profesional y personal, haber formado parte de la escuela formadora del Dr. Julio César Torrico. Sin duda alguna, no puedo imaginarme hoy sin haber tenido el placer de su llegada a mi vida. Recuerdo con cariño las largas jornadas de trabajo en las que aprender de él justificaba todo. Conversar en la oficina o durante un almuerzo siempre fue maravilloso. Su conocimiento, su visión de la vida y su experiencia hacen que sea imposible no querer escucharlo durante horas. Tenerlo como maestro es un honor, pero el privilegio más grande es tenerlo como amigo. Dios y la vida nos permitan a todos seguir aprendiendo de él por muchísimos años más.

Abg. Jhafar Balboa

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El tiempo en el bufet no solo se podría expresar en tiempo; cada día es un logro, un aprendizaje, una caída y superación. Importa mencionar que se va creando un gran equipo de trabajo de profesionales con ética profesional, sobre todo por el pilar fundamental que tenemos en el bufet: Doctor Julio César Torrico Salinas. El bufet lo considero una fuente de estudio, constancia, determinación y esfuerzo en cada caso que el cliente confía. En lo personal, es un orgullo el pertenecer a este equipo de Torrico & Torrico Abogados.

Abg. Milenka Salazar

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El amor al ejercicio de la profesión, la reivindicación de los derechos de las personas injustamente procesadas y la visión de una nueva justicia, que importa desafiar al sistema judicial, fueron las consignas que, a gracia de Dios, me inculcó mi querido Dr. Julio César Torrico Salinas. Gracias por cada una de las enseñanzas y el cariño brindado. No exagero al expresarle que usted fue, es y será mi referente en cada paraje de mi vida profesional y personal.

Abg. Rudy Zaconeta

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Trabajar en Torrico & Torrico Abogados marcó un antes y un después en mi formación como ser humano y profesional. Fue una experiencia llena de retos, en procura de reivindicar los derechos de aquellos que no tienen voz. El director de la firma, a quien yo prefiero llamar maestro, el Dr. Julio César Torrico Salinas, me enseñó a desafiar el derecho con pasión y humanidad. Aprendí qué es hacer justicia en toda la extensión de la palabra, por lo que mi formación como abogado está cimentada en cada experiencia dentro de la firma, dentro de esa familia que me acogió y me brindó días maravillosos, llenos de adrenalina, sacrificio y, sobre todo, resultados satisfactorios.

Abg. Sergio Arias

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El hecho de que te consideren como parte de un equipo del cual hace tiempo tuviste la fortuna de conformar es un gusto que no me lo quita nadie. Desde ahí, debo agradecer a mi amigo por inclinarme a trabajar en la oficina del Dr. Julio César Torrico. Pero lo bueno se venía después, ya que en esta oficina, en la cual trabajé y pude formar mis primeras armas en esto de la abogacía, no solo se encontraba y se tenía a la mano mucho material en derecho penal, sino que, en mi caso, encontré otro lugar más donde sentirme cómodo y en familia. La relación que se formó con todo el equipo fue eso: una relación de familia, y puedo decir con mucha satisfacción que hasta el día de hoy perdura. En lo que respecta a mi persona, nunca me consideré un amante del derecho penal, y tal vez pude captar lo que significa litigar desde otra óptica. Tal vez porque ser abogado no era lo mío, pero ¿eso a quién le importa? Lo que nunca sacaría de mi mente y mis sentimientos son esos momentos que me enseñaron, no solo a cómo litigar y ejercer la abogacía, sino esos momentos de felicidad y de cariño que se formaron en mi persona. Podría contar muchas anécdotas en la oficina, muchos consejos del Dr. Julio César Torrico, pero esos los guardo en mis recuerdos. Y qué bien se siente que, hasta el día de hoy, puedo pasearme por los tribunales donde algún día sentí miedo, nervios, emociones y demás —la clásica de todo primerizo—. Pero lo que jamás olvidaré son esas palabras de fortaleza que una vez me dijo mi querido jefe: ’¡Miedo! Miedo, hijo, solo a Dios y a tu padre.’ Ese momento me sentí tan fortalecido. Era una sensación como cuando te tomas dos tragos y dices: ‘Ahora a mí nadie’. Y puedo asegurar que de esas experiencias hay pocas. Palabras que me llegaron en un momento muy complicado de mi vida, y así de sencillo uno pasa de estar por los suelos a sentirse querido y con mucha fortaleza. ¡Me siento agradecido por haber tenido la suerte de formar parte de ese equipo, que para mí fue más que un equipo profesional: un equipo familiar! ¡Gracias, querido jefe!

Abg. Iván Molina

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Trabajar en la oficina del Dr. Julio César Torrico Salinas fue una de las más grandes experiencias de aprendizaje que pude tener. El poder realizar prácticas y llevarme una gran parte de conocimiento es algo invaluable en mi profesión. Agradezco profundamente el haberme acogido en su oficina, y es un honor ser parte de ella, ya que, más allá del gran conocimiento adquirido, nos enseñó a ser grandes profesionales.

Abg. Marcelo Arraya

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Para mí, trabajar en la oficina del doctor Julio César Torrico ha sido una de las experiencias más significativas de mi carrera. Hoy por hoy, es una persona a la que aprecio profundamente, no solo por su calidad humana, sino también por el impacto que ha tenido en mi desarrollo profesional. Cuando llegué a Oruro, ya estaba titulado como abogado, pero aún no tenía una idea clara del área en la que quería especializarme. A pesar de haber sido un buen estudiante en materia penal y procesal penal en la Universidad Univalle, fue gracias a la oportunidad de trabajar en la oficina del doctor Julio César Torrico que descubrí mi verdadera vocación por el derecho penal. Durante los dos años que formé parte de su equipo, traté de absorber al máximo cada aprendizaje, cada estrategia y cada enseñanza que surgía de su trabajo. Su entrega hacia sus clientes, su dedicación en los casos y su desempeño en audiencias fueron una fuente constante de inspiración para mí. Fue en ese espacio donde comprendí la gran diferencia entre la teoría y la práctica, y donde pude enfrentar la realidad del ejercicio profesional en el ámbito penal. Trabajar en un lugar que te brinda la oportunidad de aprender con casos reales es invaluable, y estoy profundamente agradecido por haber tenido esa experiencia. Gracias a los conocimientos adquiridos en esa etapa, hoy tengo la posibilidad y la capacidad de ejercer de manera independiente, enfrentando la profesión con el mismo entusiasmo, pasión y compromiso que vi reflejados en el doctor Torrico. Más allá del ámbito laboral, hoy lo considero un gran amigo y siempre estaré agradecido por haber sido una guía fundamental en mi carrera profesional.

Abg. Oscar Ayala

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A mi segundo hogar, a mi MAESTRO que me enseñó el camino, al que me dio las armas para seguir luchando en esta profesión que tanto amamos. Al MAESTRO que me enseñó que no existe la palabra ‘no puedo’, ‘no hay’ o ‘no lo encuentro’. Que cuando me encomendaba una tarea, recibía un resultado progresivo. Agradecido eternamente, porque aparte de ser mi MAESTRO, fue y es mi AMIGO, mi MENTOR, mi EJEMPLO e INSPIRACIÓN. Quiero agradecerle por creer en mí cuando yo tenía dudas. Su apoyo me ha dado la confianza para superar cualquier obstáculo. Su guía ha sido invaluable y siempre estaré agradecido por ello. Mi primera experiencia en la oficina fue al día siguiente de haber ingresado, cuando me mandó a Tambo Quemado a una audiencia de inspección y reconstrucción… en plena nevada. 😂😂 Y cuando algo faltaba, me decía: ‘Edgar, dibujo técnico… haz que vuelva el otro mes.’ 🤣🤣 Y cuando llegaba el otro mes… se repetía la historia. ¡GRACIAS POR TODO!

Abg. Edgar Villafuerte

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Trabajar durante dos años en el bufete de mi papá fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Aprendí más sobre derecho en ese tiempo que en toda la universidad, porque desde el primer día él me dio no solo teoría, sino práctica real. Me asignó casos de inmediato, sumergiéndome en un mundo donde la responsabilidad sobre cada cliente no era solo una enseñanza, sino una motivación para dar siempre lo mejor de mí. En ese tiempo, desarrollé habilidades para litigar, entendí la importancia de la humildad al tratar con personas de escasos recursos y descubrí el verdadero significado de la vocación por la justicia. Pero lo más valioso de todo fue tener el privilegio de escucharlo hablar en audiencia. La rapidez mental, la estrategia impecable, la capacidad de improvisación y el dominio del derecho que él tiene son incomparables. Para mí, verlo en acción era como ver jugar a Messi: un espectáculo de talento puro. Cada audiencia era única, cada argumento una obra de arte. No importaba cuántas veces se tratara del mismo delito; él siempre encontraba una nueva forma de abordarlo, una nueva estrategia, un nuevo camino hacia la justicia. No lo digo solo porque soy su hijo, sino porque he visto de cerca a muchos abogados, y ninguno tiene su nivel. Si alguna vez tuviera que volver a un trabajo, sin dudarlo elegiría volver a su lado. Y lo haría incluso sin que me pague, porque más que un trabajo, estar allí era un privilegio.

Abg. Francisco Torrico

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Tuve el privilegio de pertenecer a la oficina del Dr. Julio César Torrico Salinas, una oficina que hizo que me apasionara mi carrera. Con muchos que también fueron parte de la oficina sellamos lazos de amistad invaluables. Ver la destreza para llevar cada causa en tan prestigioso despacho fue una motivación para superarme más en lo académico. Definitivamente, gracias por todas las enseñanzas, maestro.

Abg. Alejandro Verduguez

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Es difícil expresar en unas cuantas líneas el gran privilegio de haber pertenecido a tan insigne y ampliamente reconocida empresa como ser Torrico & Torrico Abogados. Desde el primer momento, uno puede percibir sobremanera esa insaciable sed de nuevos retos día a día, la búsqueda de la reivindicación de los derechos de las personas y la satisfacción de poder ayudar al prójimo. Un ambiente propicio para aprender día a día, de la mano de un virtuoso en el Derecho. Nunca he podido disfrutar más de un entorno laboral como en el que pude desempeñarme en esta empresa. La motivación y guía constante fueron los pilares que me ayudaron a ser mejor como profesional, pero fundamentalmente como persona. En términos generales, considero que Dios ha sido bueno conmigo, ya que, por su voluntad, me permitió pertenecer a esta empresa, de la cual me llevo los más preciados recuerdos, así como directrices de superación y perseverancia. Dr. Julio César Torrico Salinas, el agradecimiento será eterno, siendo que, por su liderazgo y orientación, he podido dar forma a mis objetivos profesionales y lograrlos con excelencia. La confianza en mis habilidades fue la manera más importante de generar en mi persona ese deseo de seguir adelante. Es y siempre será un honor haber pertenecido a su equipo de trabajo y, como lo dije alguna vez, estar ahí me salvó la vida.

Abg. Juan D. Averanga

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Al momento de escribir estas palabras, a mi ser llegan sentimientos de nostalgia, satisfacción, regocijo y agradecimiento por haber sido parte de tan hermoso proyecto de vida de uno de los seres más nobles, dedicados y talentosos en el campo del Derecho Penal y Constitucional, que tuve la dicha de conocer, como es mi mentor Julio César Torrico Salinas. Los tres años y más que tuve la dicha de formarme en el bufete Torrico & Torrico, pude forjar en mí un ser humano con amor a mi profesión y predispuesto a servir a todo aquel que necesite un apoyo, estando por demás seguro de que las vivencias en la oficina estarán marcadas en mí para toda la vida, así como el cariño incondicional que tengo por cada uno de los colegas que conocí y por mi jefe, que llegó a ser como un padre.

Abg. Leonardo Moscoso

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